El tratamiento del acaparamiento y los procedimientos que se acostumbran a aplicar cambiarán de un especialista a otro. El Síndrome de Diógenes se identifica como la elección de una persona para amontonar artículos y materiales a un ritmo preocupante.
En casos extremos, este comportamiento va a dar como resultado una acumulación de desorden que es tan grave que la casa del monopolista ya no es segura para vivir. El Síndrome de Diógenes no se clasifica clínicamente como una enfermedad, no obstante, muchas enfermedades como la esquizofrenia y el trastorno obsesivo-apremiante, o bien TOC, frecuentemente se descubren en monopolistas. Los estudiosos piensan que el tratamiento más eficiente para el acaparamiento puede ser la terapia cognitivo-conductual.
Una sesión de asesoramiento con un terapeuta cognitivo-conductual tiene un enfoque más «práctico». Con esta clase de terapia, el terapeuta por norma general va a hacer una serie de visitas a domicilio para trabajar con el monopolista uno a uno. Esta atención adaptada deja al paciente tomar resoluciones con mayor sencillez y meditar con más claridad sobre sus posesiones. Acá de nuevo, un proceso de toma de resoluciones en el que las posesiones tienen un valor y que no semeja ser la raíz del inconveniente. El Síndrome de Diógenes y la incapacidad de decidir qué posesión verdaderamente tiene valor van de la mano tratándose de localizar un tratamiento para el acaparamiento. La mayor parte de los acumuladores desarrollan una relación profunda con sus posesiones y la idea de deshacerse de ellas produce sentimientos de ansiedad y vacilación.
El acumulador asimismo va a aprender estrategias de afrontamiento que son más saludables y menos agobiantes. Con la terapia cognitivo-conductual, el paciente asimismo va a saber por qué razón piensa de la forma que lo hace en situaciones críticas y cuál es la mejor forma de mudar esta forma de meditar.
La terapia cognitivo-conductual se distingue de otras psicoterapias pues no procura contestar a el interrogante «por qué razón» una persona se siente agobiada, sino admite el hecho de que esta reacción sensible está presente y después avanza en la enseñanza al paciente de técnicas para contrarrestar. eso.
Un caso sería el terapeuta y el paciente encarando el inconveniente del desorden de frente. Al estar en casa, los 2 pueden tocar físicamente el inconveniente justo en frente de ellos. Este tratamiento particular para el acaparamiento está orientado a establecer metas que se puedan lograr en un período temporal parcialmente corto.
Eso no desea decir que esta sea la «solución veloz». Al contrario, la terapia cognitivo-conductual puede tardar un tanto más en marchar. Debido a que no hay efectos secundarios reales como los que se hallan con las terapias con fármacos, es un enfoque considerablemente más saludable.
No solo eso, sino las ventajas pueden seguir mucho una vez que el monopolista deje de percibir tratamiento.
Las tendencias de acumulación apremiante no aparecen un día en el comportamiento de una persona. Se desarrollan y empeoran durante su vida. Debido al hecho de que un monopolista puede estar en negación, en general son los últimos en aceptar que precisan tratamiento para el acaparamiento.
Es común que un familiar o bien aun el arrendador sea quien se acerque al paciente. El miembro de la familia por frustración, el arrendador debido a las pésimas condiciones de vida para la persona ha creado en la propiedad del arrendador. El monopolista apremiante con frecuencia optará por no enfrentar su inconveniente para eludir sentir que está «cediendo».
Si la situación no se maneja delicadamente, el monopolista recurrirá a lo que le resulte más cómodo, o sea, seguir recogiendo cosas.
La terapia cognitivo-conductual precisa que se efectúen más estudios de casos para enseñar con precisión los auténticos resultados como un tratamiento eficiente para el acaparamiento. Eso no desea decir que no haya suficientes estudios que apunten a la terapia cognitivo-conductual como una alternativa viable.
Habitualmente, ha revertido las tendencias de acumulación apremiante. La investigación muestra que la terapia cognitivo-conductual probablemente podría tener mejores resultados que los que se muestran en pacientes que toman fármacos para el trastorno, no obstante, es mucho más difícil debido a un cronograma más largo preciso para incorporar el tratamiento.